El Camp de Mestalla recibirá por trigésimo tercera vez a la Selección Española Masculina
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En una sociedad prácticamente parada y encerrada en sus hogares por la epidemia del coronavirus, la vida continúa de forma también muy especial para los jugadores del VCF Mestalla y, en particular, para todos aquellos que están en Valencia cuando sus familias viven en otros puntos de España. Este ‘encierro’ obligado y necesario se complica un poco más cuando más de uno vive solo en casa sin la compañía de novias, padres y madres o personas cercanas, ya que debe cumplir en solitario unas exigentes pautas físicas en el comedor, cocina, salón, terraza o balcón, así como llevar a cabo las rutinas diarias de desayunar, comer, cenar, poner la lavadora, fregar, barrer, bajar a comprar, etc. Por ese motivo, VCF Media se ha interesado en el día a día de varios futbolistas del filial blanquinegro que tienen su familia lejos de aquí, por ejemplo, en Barcelona, Figueras y Blanes (Gerona), Las Palmas de Gran Canaria, Valls (Tarragona), Cuntis (Pontevedra), Madrid, Tenerife o Santa Pola (Alicante).
Carlos González es un claro ejemplo de ese profundo amor a distancia. “Tengo la suerte de que mi padre está conmigo. Son momentos de estar cerca de los tuyos, aunque estén muy lejos como es mi caso. Soy muy familiar y puedo hablar hasta diez veces al día, a través del FaceTime, con mi madre y mi hermana que están en Las Palmas de Gran Canaria. La cuestión es que estemos juntos, vernos y darnos fuerzas en momentos tan complicados para todos. Lo más importante es que estemos bien de salud y esperar que acabe pronto”. En un día normal, dentro de la actual anormalidad, se levanta pronto, desayuna, aparta la mesa del comedor para tener más espacio y entrena hora y media, dos horas, y más por la tarde. Se cuida al máximo, sigue unas pautas de nutrición y se pesa todos los sábados. “Uno tiene que cuidarse, porque esto terminará algún día y habrá que pensar en el VCF Mestalla y en acabar la temporada de la mejor forma posible”.
“No hay día que no eche de menos a mis padres y abuelos. Viven en Cuntis, un pequeño pueblo de Pontevedra y cada día hablo con ellos y con mi hermana”. El central gallego David Castro nos cuenta que “trato de respetar al máximo los horarios de acostarme y levantarme que tenía antes de que pasara esta epidemia. Me levanto pronto y entreno, comemos (vive con su novia), y por la tarde, antes de volver a entrenar, estoy metido en un puzle de 2.000 piezas que me está costando mucho hacerlo, pero bueno. Trato de mantener la mente ocupada para que los días no sean iguales”.
Guillem Molina está en Valencia, mientras su familia vive en Valls (Tarragona). “Mis abuelos están encerrados en casa y mis padres les llevan diariamente la comida y comprueban que están bien. Son días difíciles para todos, porque esto está afectando a todo el mundo. La cuestión es tratar entre todos que acabe lo antes posible”. Al joven central esta difícil situación le pilló en casa de sus padres. “Acababa de llegar un viernes y estando allí me llamaron para que volviera a Valencia. Con el coche dentro del garaje me tocó regresar a Valencia. Menos mal que cogí una bicicleta y el rodillo y estos días puede usarla y hacer kilómetros. Parece que estoy en el Tour de Francia y ahora voy a por la Vuelta (se ríe)”.
Uno de los capitanes, Adrián Guerrero, tiene tiempo para todo. “Me mantengo en forma con los ejercicios que nos han planificado, trato de ver películas y series en la televisión, y estudio también materia de Psicología. La mañana y la tarde la dedico a entrenar y, sobre todo, comer bien. Si no hiciera eso sería muy complicado mantenerse en forma y no coger kilos. Además, cada día hablo con mi familia en Blanes (Gerona) y nos damos ánimos para salir juntos de esta pesadilla del coronavirus”.
El lateral Pol Valentín, uno de los fichajes del filial en el mercado de invierno, no descuida los entrenamientos. “Dos horas diarias de esfuerzo son importantes y trato de variar el lugar, un día el balcón, otro la terraza si hace buen día y también el salón. Por la tarde estiramientos, yoga y sin bajar nada a la calle, sólo lo imprescindible para comprar. Durante el día hablo con mi padre que está en Barcelona, con mi madre en Figueras (Gerona) y con mi hermano en Lugo, sobre todo para saber que están bien y cómo llevan este confinamiento”.
Otro de los capitanes, Jordi Sánchez, también mantiene la rutina diaria antes de este problema vírico mundial. “La idea es aplicar el trabajo de dos días de nuestros preparadores físicos y realizar ejercicios de fuerza que durante la temporada no se pueden hacer. Los primeros días fueron muy duros, con agujetas por todo el cuerpo, pero no queda otra que estar fuertes para el regreso”. El delantero está viviendo esta situación de una forma muy directa, ya “que mi padre está considerado de la población de riesgo, porque sufre problemas de corazón y pulmones. No baja ni al portal para protegerse lo máximo posible de cualquier posible contagio. Trato de verlo y a mi madre todos los días con una videollamada y darles ánimos. No es fácil para nadie y menos para ellos, pero saldremos adelante”.
Su compañero Alfred Planas tampoco se olvida de la faceta física. “Me obligo cada día a trabajar este apartado y poder mantener el mayor tiempo posible un buen tono físico y muscular, ya que tiene pinta de que esto va a durar más tiempo. También trato de comer de forma sana y de salir lo menos posible. Tenemos un perro y nos turnamos mi novia y yo a pasearlo, pero siempre con mucho cuidado. Luego, a lo largo del día hablo con mis padres que están en Barcelona para saber cómo se encuentran y cómo llevan este encierro”.
El delantero Sergio Moreno, por su parte, busca cualquier momento de cada jornada para entrenar. “Entreno hora y media cada día para mantener el apartado físico. No es lo mismo que un entrenamiento habitual en la Ciudad Deportiva, pero en estas duras condiciones tenemos que ajustarnos a lo que hay y aprovechar varias horas de ese largo tiempo. Jugar a la Play, ver series y películas y hacer la siesta son otros alicientes durante el día, al igual que hablar con mis padres que viven en Madrid y Tenerife para saber si están bien. Pero yo trato de pensar en que la vuelta está cada vez más cerca”.
Por último, José Pascual Alba ‘Pascu’ no está excesivamente lejos de su Santa Pola natal (184 kilómetros), pero se ha tenido que quedar en Valencia y con su única compañía. “Me estoy conociendo a mí mismo mucho estos días, estoy solo en casa, no hay nadie cerca y debo programarme el día para pasar este encierro con mucho positivismo. Hace poco pedí por internet pesas y todo tipo de elementos de gimnasio para trabajar en casa. Lo demás, lo llevo bien, sé cocinar bastante bien y, durante un rato, desconecto y me lo paso bien cuando juego con la Play con amigos. Además, dos o tres veces al día hago videollamadas con mis padres y mi hermano y, por lo menos, nos vemos las caras y nos contamos historietas. Sólo espero y deseo que esto acabe cuanto antes y volver a la normalidad”.
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